jueves, 21 de octubre de 2010

Camden nunca duerme

Para mi primera entrada he seleccionado, como no podía ser de otra manera, mi zona preferida de Londres: Camden Town. Bulliciosa, activa, Camden high Street nunca duerme. Situada el norte de la ciudad, a tan sólo minutos del centro, es uno de los lugares donde podemos encontrar más diversidad cultural de la capital británica. Personas de todos lugares, tallas y estilos convergen en ella cada día formando un mosaico multicolor que embriaga y aturde a la vez que te atrapa.

Su actividad principal es el comercio, sus mercadillos son conocidos y nombrados en toda guía de viaje que se precie. Los fines de semana miles de turistas abarrotan sus calles (y no puedo más que decir que ello me molesta un poco) para verse transportados a mundos distintos según la zona que visiten. Los alrededores del puente de Camden Lock han sido transformados por los comerciantes locales en una locura multicolor. Cada fachada está customizada con motivos referentes a aquello que venden sus propietarios, y por lo general son artículos más que extravagantes. Desde las más típicas tiendas de “souvenirs” hasta excéntricos punks llenos de metal hasta la médula, pasando por todo tipo de accesorios de moda.


Si seguimos avanzando hacia el norte pasaremos por el puente sobre el Regent´s Canal, uno de los lugares más románticos de la ciudad, perfecto para dar un paseo al atardecer. Y más allá encontramos el Camden Lock, a derecha e izquierda, repleto de puestos con los más diversos artículos que podamos imaginar: bicicletas de alambre, collares multicolor, artesanía y objetos hechos en piel se arremolinan en un torbellino de ir y venir de acentos de todas partes del mundo. La nota curiosa: unas pequeñas motocicletas instaladas a lo largo del canal que hacen las veces de mesa para degustar los distintos tipos de fast-food de diversos lugares que el mercado nos ofrece.

Dejando atrás esta marabunta, y si pasamos bajo el puente en dirección a Chalk Farm llegaremos a The Stables, el más grande y alucinante de los mercadillos de Camden. Allí nos veremos transportados a un zoco árabe con tintes internacionales, en el que destacan enormes estatuas de caballos junto a los cuales los turistas gustan de hacerse fotos. De lo más sorprendente en su interior, lo que los locales llaman “el corredor chino”, en el idioma “chinese corridor”. Un pequeño callejón adornado como si de la mismísima china se tratara donde al pasar un ciento de asiáticas te gritan con un pedazo de pollo pinchado en un tenedor de plástico. A primera vista puede parecer que un ejército samurais está dispuesto a atacarte, pero en realidad sólo quieren tentarte con sus deliciosos y dudosamente sanos manjares.

Las celebridades locales son la magnífica Amy Winehouse y el genial Pete Doherty, a los que casi todos aseguran haber visto alguna que otra noche de fiesta en distintos estados de embriaguez. Y de paso, escribo unas líneas acerca del ambiente nocturno de la zona. Sus calles principales están recubiertas de pubs y bares de copas de distinta condición: casi todos ellos de rock o indie, algunos más “heavies” o “punks” y otros que se decantan por el blues. En la mayoría de ellos es fácil ver música en directo, casi siempre gratis o por el módico precio de 5 libras. Mis favoritos, Hawley Arms y Good Mixer.

Camden  es un mundo completamente distinto al que estamos acostumbrados a ver, y no puedo cerrar esta entrada sin mencionar la fauna que normalemente habita Camden: lo que mi padre denominaría como "gente muy rara". Crestas, medias rotas, piercings y tatuajes por todo el cuerpo, atuendos de época y otras extravagancias son de lo más común en uno de los lugares más apasionantes de Londres.

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